Hoy por hoy llegan a mis manos
las páginas teñidas de mis letras olvidadas, ellas han caído sigilosamente en mis
manos en los momentos más silenciosos de la noche, invitándome a explorar mis
memorias, leer mis poemas inconclusos y
ver las cosas en retrospectiva, recordar aquellos tiempos mozos donde mi
visión era ofuscada por las emociones vividas en ese entonces… y aunque actualmente
cada vez en cuando una dama nuble mi visión está claro que ya no se siente
igual, pues es imposible sentir lo mismo habiendo perdido la inocencia, gracias
a mis hermosas musas muertas.
Todos tenemos musas muertas;
inspiraciones y aspiraciones disipadas en el tiempo, pasiones y arrebatos de
antaño que ya solo son reminiscencias de épocas extintas, pero que dichas
pasiones alguna vez lo fueron un todo o al menos creíamos que lo conformaban.
Recuerdo mi primera novia, mi primer beso y mi primera noche de sexo, también la
primera lagrima en nombre del amor que condujo a mi primer intento de poesía,
poema albergador de mis letras más sinceras y mi estilo más nefasto, inspirado
en la primera de mis musas muertas o como la llamarían los amigos que sostengo…
la calentura de aquel entonces.
Rafael Leon
Rafael Leon
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